Sin embargo, la cría de animales casi natural en las montañas es un trabajo duro y poco rentable. En las llanuras la ganadería es mucho más sencilla, así que los precios de la carne vacuna y los productos lácteos, como la nata, la mantequilla y el queso, son muy bajos para nosotros.
Por eso tenemos que aprovechar nuestro valioso ganado ‘de la cabeza a los pies’, y la piel es muy valorada. Durante siglos, la piel del ganado alpino se ha curtido para obtener un cuero especialmente resistente, transpirable, sano y lleno de vida.
Para muchos agricultores alpinos los ingresos del «quinto trimestre», que provienen de la venta de las pieles, son indispensables. Sin la producción de cuero, la cría de ganado en los Alpes, una tarea ardua y respetuosa con los animales, probablemente ya no existiría.